¡Revive la emoción del Dakar: relatos fascinantes de la competencia!
Nani Roma, el único piloto español que ha triunfado en el Dakar tanto en motos (2004) como en coches (2014), relata la extraordinaria fortuna que experimentó durante el año en que conquistó su primer título.
El Dakar 2004 es especial para mí porque fue el de mi primera victoria en moto. Pero antes de lograr el Touareg tuvimos que vivir alguna que otra aventura interesante. Como la de la famosa etapa Tan Tan-Atar, con arranque en Marruecos y final en Mauritania.
Esa etapa era especial porque se salía a las 12 de la noche para completar un enlace largo de más de 400 kilómetros; ahí dormíamos —al raso, normalmente juntos unos pilotos con otros junto a las motos— mientras llegaban las asistencias para repostar y después, ya de camino a la salida de la especial cruzábamos lo que se llamaba El Muro, un tramo de pista que los cascos azules creaban específicamente para que la carrera pasase de Marruecos a Mauritania. Cuando el Dakar al completo había cruzado, esa pista desaparecía. El trayecto aquí estaba marcado por unas balizas que parecían como antorchas, una especie de hogueras que se creaban con vasos de aceite encendidos. Eran para guiarnos por una ruta segura que evitaba cruzar por zonas donde había minas antipersona… pero yo eso no lo sabía.